Las más antiguas se han encontrado en las cabezas de las momias faraónicas. En Egipto era de uso habitual en la familia del faraón; las mujeres estaban obligadas a raparse la cabeza y colocarse pelucas ceremoniales. En Roma, la calvicie se consideraba una deformidad física, de manera que había que disimularla como se podía. Emperadores como Caracalla (siglo II) y Domiciano (siglo I) no prescindían de ella.
Redacción QUO