Ahora que parece confirmarse que Eurovegas va a recalar en tierras madrileñas, seguro que más de uno ha pensado en ponerse las pilas con el poker, el black jack y la ruleta. Con tanto como aprieta el cinturón en estos tiempos de recortes, convertirse en el sucesor de Los Pelayos es una idea demasiado atractiva para dejarla pasar.
Gracias a esta familia española y los libros y películas que se han hecho sobre ella, sabemos que las matemáticas son de gran utilidad a la hora de asaltar la banca en un casino. Pero un estudio recientemente publicado en la Revista Chaos del Instituto Americano de Física demuestra que no es la única ciencia que nos puede hacer multimillonarios de la noche a la mañana.
Con un mejor conocimiento de la física y las condiciones de partida (velocidad de giro, rotación de la bola…), la ruleta deja de ser un misterio aleatorio para convertirse en algo medianamente predecible. Así que aprovecha las ventajas que te da la ciencia para poner la suerte de tu lado.
En condiciones normales, de acuerdo con la investigación, la probabilidad de ganar en la ruleta es de un -2,7%. Pero aplicando sus cálculos y empleando lo que se conoce como clicker (un dispositivo para marcar eventos y llevar la cuenta de cada cuánto tiempo suceden), los autores del estudio consiguieron una probabilidad del 18%, mucho más de lo que cabe esperar dejando todo el trabajo al azar.
Esto se debe a que el comportamiento de la ruleta es, en principio, determinista, es decir, fácilmente predecible. Y, sin embargo, cualquier mínima variación de las condiciones iniciales da al traste con dicha afirmación. Es lo que se conoce como Teoría del Caos y aplicada a este juego de azar incluye factores como la forma en que lance la bola el croupier o cualquier pequeño salto de la bola sobre la ruleta. La clave está en saber aprovechar incluso estas desviaciones y para eso la física da mejor resultado que las matemáticas.
No sabemos si esto estará prohibido en Eurovegas o si la Comunidad de Madrid lo legalizará, como tampoco lo sabemos del tabaco. Pero lo que está claro es que a todos nos seduce la picaresca del guante blanco a lo Ocean’s Eleven. Con o sin esmoquin.
Redacción QUO