Al igual que la luz, las hormigas siguen siempre la ruta más rápida, y no la más corta, cuando viajan a través de distintos materiales. Un reciente estudio publicado en PLOS ONE puso a prueba a las hormigas Wasmannia auropunctata sobre distintas superficies. En todos los casos, los insectos eligieron aquella ruta que minimizaba considerablemente su tiempo de ruta, en lugar de la distancia recorrida. Este comportamiento permite a los investigadores hacerse una idea de cómo se organizan este tipo de insectos.
En óptica, un rayo de luz que viaja entre dos puntos toma el camino que requiere la menor cantidad de tiempo, incluso si esta no es la distancia más corta. A esto se le conoce como principio de Fermat: «el trayecto seguido por la luz al propagarse de un punto a otro es tal que el tiempo empleado en recorrerlo es un mínimo.» Por ejemplo, imagina que un socorrista corre a salvar a alguien que está en el agua, pero a cierta distancia de donde él se encuentra. La vía más rápida para llegar a la víctima sería correr primero por la arena y solo nadar cuando ya ha llegado a la altura de su objetivo.
Para el estudio, los investigadores recolectaron colonias de la Wasmannia auropunctata -una de las 100 especies más invasoras del mundo- en Israel. Cada colonia contenía varios miles de hormigas obreras y varias reinas. Colocaron a las hormigas en el rincón de un recinto habilitado para el experimento y, en la esquina opuesta, cucarachas que les servirían de alimento. Para llegar hasta la comida, las hormigas tenían que cruzar un área cubierto con diferentes materiales: suave, áspero… Los científicos pusieron a las hormigas a prueba en superficies compuestas de dos de estos materiales (cristal con superficie rugosa, cristal con una suave, suave con áspera…) La superficie por la que más rápido se movían las hormigas era la de cristal, seguida de la suave y, por último, la áspera.
En el camino a su banquete de cucarachas, las hormigas no siguieron el recorrido más directo, según el estudio. Más bien, siguieron una trayectoria en ángulo, viajando más tiempo sobre el material más suave con el fin de llegar a la comida en el menor tiempo posible. Los hallazgos, según concluyen los investigadores, demuestran que el principio del viaje de la luz de Fermat también se aplica a los seres vivos.
Las hormigas se basan en los senderos de feromonas para encontrar su camino. Los investigadores sugieren que el rastro químico inicialmente puede ser al azar, pero converge en la ruta óptima a través del tiempo. Este proceso ilustra la auto-organización y la evolución, en la que todas las rutas posibles se reducen a la más rápida.
«Hemos averiguado que hay una regla general que se aplica a los sistemas dinámicos que se basan solo en la comunicación (feromonas) y la cooperación social», cuenta a Phys.org el autor principal del estudio, Jan Oettler de la Universidad de Regensburg en Alemania.
No obstante, las hormigas tienen sus límites. En distancias cortas no se lo montan tan bien para elegir el camino más rápido, posiblemente porque hay más feromonas en cada área.
Redacción QUO