Muy sencillo: que el primero fue, pretendidamente, la aplicación práctica (real) de lo que propugnaba el segundo, basado en el análisis científico de la economía y la historia. Lo que hoy llamamos “comunismo” induce a confusión porque abarca las teorías de Marx y Engels (Manifiesto comunista, El Capital), los posteriores desarrollos de sus ideas de los bolcheviques (Lenin) y, finalmente, las políticas que se aplicaron en la URSS y los demás países de su órbita.
Y lo cierto es que el proceso de transformación social que proponía Karl Marx nunca se culminó. Él quería que los principales recursos y medios de producción pertenecieran a la comunidad y no a los individuos para lograr un reparto equitativo.
Para ello, veían inevitable una revolución y después una dictadura del proletariado transitoria que condujese a un estado en el que no hiciera falta un gobierno legislador ni coercitivo. Pero el socialismo real nunca quiso pasar de la etapa de dictadura.
Enviado por Mar Gutiérrez, correo electrónico
Redacción QUO