Concretamente a los gorriones, una familia muy poco habitual en esto de las tareas reproductoras, de las que suelen encargarse los colibríes. En un llamativo caso de coevolución, estas plantas han desarrollado en sus estambres unos órganos similares a fuelles. Cuando un pájaro, atraído por el aroma dulzón y el color en fuerte contraste con los pétalos, se acerca a ellos y los presiona con el pico, esos órganos le disparan una nube de polen que impregna su cabeza. Al volver a hundirla en la siguiente flor, rociarán el estigma, órgano femenino de esta, y contribuirán así a la reproducción. Este proceso ha sido observado por primera vez por el equipo de Agnes Dellinger.
En un artículo de Current Biology expresan su sorpresa porque las aves no liben el néctar, que es el comportamiento habitual en los pájaros polinizadores, y destacan que este es el primer caso de planta con un órgano fuelle específico para la transmisión de polen. En cuanto al uso de aves en lugar de insectos, indican que es un recurso más frecuente en las plantas que crecen en zonas muy elevadas.
100 de las 5.000 especies de Axinaea tienen polinizadores que no son abejas: moscas, escarabajos y colibríes. Pero esta es la única que se asocia con gorriones.
Redacción QUO