Estimular a los niños en la lectura y en el estudio, así como interesarse por sus actividades escolares, es algo positivo y que redundan en unos mejores resultados académicos de los pequeños. Pero la cosa cambia cuando se trata de echarles una mano con los tradicionales deberes.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja, la Universidad Complutense de Madrid, la UNED y la Universidad del País Vasco, reveló que el hecho de ayudar a los niños a realizar sus tareas escolares no se traduce en que obtengan unas mejores notas. De hecho, puede producirse incluso el efecto contrario. Al parecer, esa «manita» que echan algunos padres puede acabar siendo un impedimento para que los niños se esfuercen en aprender por sí mismos o en comprender las materias que les resultan más áridas. «La ayuda de los padres solo tiene un efecto positivo en el caso de niños con problemas específicos de aprendizaje, pero resulta contraproducente con el resto», explica uno de los autores del estudio.
Por el contrario, mostrar interés por como evoluciona el aprendizaje del pequeño, y estimular su curiosidad con nuevos y pequeños retos intelectuales, es una actividad que se revela como muy positiva.
Redacción QUO