Las enfermedades infecciosas son la principal causa de muerte en el mundo. Por ello el desarrollo de vacunas seguras y eficaces es de suma importancia. Por ejemplo, el brote de la gripe H1N1 en México en 2009 o el resurgimiento de la tuberculosis, señalan la necesidad de desarrollar vacunasde forma masiva y a nivel global. El problema es que las vacunas convencionales son administradas con inyecciones subcutáneas o intramusculares, que requieren personal médico con habilidades técnicas y llevan consigo el riesgo de enfermedades o lesiones relacionadas con las agujas, como la transmisión de ciertos virus. Existe también la opción de administrar antígenos pero estos requieren sistemas de almacenamiento y de transporte que no rompan la cadena de frío. Todo esto hace que el desarrollo de vacunas de fácil administración y traslado, alta seguridad y gran eficacia sean de vital importancia.
Con esto en mente un grupo de científicos de Japón ha creado un dispositivo de administración transcutánea compuesto de microagujas, que se basa en el principio de «la única aplicación”, es decir, es completamente desechable. Pero, al contrario de otros dispositivos habituales que utilizan microagujas de silicio o acero inoxidable, este está fabricado de un material “nuevo”. Muchos estudios describen la eficacia de la vacunación con microagujas, pero demuestran su seguridad y eficacia en seres humanos. Las microagujas de acero inoxidable o silicio tienen el riesgo ruptura y dejan fragmentos en la piel. El equipo de expertos, liderado por Sachiko Hirobe, de la Universidad de Osaka ha creado un parche de microagujas fabricado a partir de ácido hialurónico, que es un componente natural del tejido cutáneo.
Gracias a este componente, las agujas se disuelven naturalmente a medida que liberan su carga hasta quedar completamente liso. La desaparición de las agujas se produce al contacto de estas con el agua presente en las celulas de la piel. La vacuna no produce ningún tipo de dolor y es tan efectiva como cualquier otro tipo de vacunas, según una prueba piloto que se llevó a cabo entre 40 voluntarios que fueron vacunados contra la gripe.
Sin embargo la ausencia de dolor o complicaciones no es la única ventaja de este dispositivo. Los científicos también evaluaron la estabilidad del mismo antes y después de un almacenamiento de 6 meses a 4°, 25 °y 40° C. Aunque la estabilidad de las agujas se redujo entre un 20 y un 50% , su capacidad para perforar la piel se mantuvo. Shinsaku Nakagawa, otro de los miembros del equipo, aseguró que, debido a esta capacidad, el parche es «particularmente eficaz en el apoyo a la vacunación en los países en desarrollo.»
Juan Scaliter