Aunque cueste reconcoerlo, todos estamos dispuestos a mentir o a ser deshonestos si es necesario. Pero, ¿cuál es el límite de esa necesidad? ¿Estamos dispuestos a quedar como fulleros o falsarios por algo tan intrascendente como… por ejemplo… un bombón?
Un equipo internacional coordinado por un profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha realizado un curioso experimento en el que participaron 1.440 voluntarios de 16 países de distintos países, incluída España. La prueba consistía en tirar una moneda con dos colores dentro de una caja. Si salía la de color blanco, el participante era premiado con un bombón. Pero, si salía la negra, no recibía nada. La gracia del asunto estaba es que nadie, salvo el propio voluntario, podía ver el contenido de la caja, por lo que resultaba bastante sencillo mentir para llevarse el premio.
Pero, para sorpresa de todos, el 43% de los participantes confesó haber obtenido la cara negra, quedándose sin bombón. Dado que la probabilidad de que saliera dicho color es del 50%, realizando una extrapolación estadística los autores del experimento llegaron a la conclusión que el 86% se resistió a la tentación de mentir, sin que la nacionalidad de cada uno influyera en el resultado.
Ahora bien, los propios investigadores reconocen que el resultado podría haber sido diferente si el experimento se hubiera hecho con dinero.
Redacción QUO