Dispositivos que se integran en la piel, se recargan de forma inalámbrica y actúan como sensores que detectan el ritmo cardiaco, los niveles de azúcar en sangre, etc., y dan la voz de alarma si algo va mal. Están en desarrollo desde hace años, pero ahora algunos, como los creados en la Universidad de Illinois, ya tienen aplicaciones comerciales: el termómetro de VivaLnk, que, pegado en la piel, mide la temperatura, y el Reebok Checklist de MC10, un sensor en el cuello que avisa de posibles lesiones.
EL DATO: 6 meses es el tiempo que tardamos en desechar un wearable al uso. Algo que solucionarán los biosensores.
[image id=»72666″ data-caption=»La Universidad de California en San Diego ha desarrollado un tatuaje electrónico para monitorizar a embarazadas.» share=»true» expand=»true» size=»S»]Redacción QUO