Por mucho que nos fastidie, los cuñados saben mucho y, lo peor de todo, suelen tener razón. Hace unos meses, cuando salió la noticia de que existía la posibilidad de que los buscados restos mortales de Nefertiti estuvieran en una cámara secreta dentro de la tumba de Tutankamon, mi cuñado enarcó la ceja y me dijo con total seguridad: «lo dudo muchísimo». Por entonces, a falta de pruebas más concluyentes, pensé que se había tirado un órdago. Pero el desarrollo de los acontecimientos parece sembrar la duda ante la investigación del arqueólogo británico Nicholas Reeves. Tanto es así, que el mismísimo Zahi Hawass, arqueólogo y ex ministro de Antigüedades de Egipto, en una entrevista concedida recientemente al diario El Mundo ha definido el escaneado de la tumba como «una completa estupidez».
[image id=»78695″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]El rechazo frontal de ex ministro de Antigüedades egipcias se debe al poco rigor con el que, según él, ha llevado Reeves la investigación. «Dice que ha llegado a la conclusión de que existe una puerta a través de imágenes en alta resolución. ¿Alguien cree que unas simples fotografías pueden mostrar tal cosa?» afirma indignado Hawass.
¿Qué nos muestra un escáner 3D?
Como nosotros no lo sabíamos, preguntamos a Gonzalo Tapia, quien mapeó con un escáner 3D el Convento de las Trinitarias Descalzas para intentar dar con los restos mortales de Cervantes. «Con un avanzado escáner 3D no vas a determinar qué hay detrás de los paramentos verticales, pero sí puedes interpretar y observar algunos indicios que hagan pensar que existe una anomalía o irregularidad que después deberá ser verificada con otras técnicas, como un radar no invasivo o una termografía».
Tapia, que dispone de uno de estos juguetes en 3D, nos explica su funcionamiento. «La misión del escáner en 3D es básicamente medir. Sitúas el equipo en el punto donde quieras que realice la medición. Desde allí, lanza rayos que rebotan en los objetos y cuyos datos son registrados por el propio equipo. Tras su análisis, es posible determinar, conociendo en qué dirección se ha emitido el rayo, la distancia a la que se encuentra un determinado objeto«.
La técnica es bastante precisa, pero como punto de partida. Fue así como Tapia y el equipo que buscó a Cervantes pudieron determinar cuántos nichos había en la cripta del Convento de las Trinitarias Descalzas. En su caso, Reeves la utilizó para digitalizar la original y elaborar una réplica exacta de la tumba de Tutankamón, un encargo realizado por la empresa madrileña Factum Arte. Tras examinar las imágenes obtenidas, Reeves dijo haber visto algo. Según explicó hace unos meses, «revelan rastros lineales marcados bajo la superficie estucada con escenas pintadas«. Para él, es el indicio inconfundible de de «dos puertas que no habían sido vistas hasta ahora». En su opinión, estas misteriosas puertas darían acceso a dos cámaras independientes: una cámara de almacenamiento al oeste de la del rey niño y una extensión hacia el norte «que podría albergar la sepultura intacta de la propietaria original de la tumba, Nefertiti«.
«Hay que tener imaginación para ver una puerta«, explica Tapia. «Es la interpretación personal de uno, hay que usar otras técnicas para comprobar si es cierto«.
Nefertiti, ¿Estás ahí?
Reeves podrá ser un vendedor de humo, pero no tonto. De ahí que solicitara al gobierno egipcio una autorización para poder analizar la zona con un radar no invasivo. Esta técnica, según nos explica Tapia, es bastante buena para comprobar las sospechas que pudo generar el análisis anterior en 3D. «Pasas el radar por la pared, la onda penetra en ella y vuelve para poder registrar los datos. Al final, lo que estás buscando es la velocidad de propagación de determinadas ondas a determinada frecuencia, cómo viajan en un medio. Si ya tienen la hipótesis de que había unos huecos, el trabajo ahora es comprobar si en esos huecos las ondas se propagan de forma distinta al resto. Eso sería un indicativo de que hay un espacio. Las ondas en el aire se propagan de forma distinta«.
La noticia ahora es precisamente esa. Tras pasar el radar, Reeves afirma haber encontrado dos huecos vacíos detrás de dos paredes de la cámara del rey Tutankamon. «Las exploraciones apuntan a diferentes cosas detrás de las paredes, material diferente que podría ser de metal, o que puede ser orgánico», anunció Mamdouh El Damaty, actual ministro de Antigüedades egipcio.
Reeves vs Hawass, una mala relación desde hace seis años
Ni El Damaty ni Reeves son del agrado de Hawass: «Reeves está saboreando la fama a costa de los ignorantes que dirigen el ministerio de Antigüedades egipcio». En su reciente entrevista en El Mundo, el ex ministro de antigüedades describe al primero como un ignorante y al segundo como un impostor. Del primero dice que su incompetencia se debe a que es filólogo y no tiene ni idea de lo que hace. Del segundo, que ya más de una vez ha anunciado que tenía algo jugoso y ha sido mentira, por lo que durante su mandato le retiró el permiso a Reeves para trabajar en Egipto durante tres años.
Según explica Hawass, antes de la gloria de Reeves, quien reconoce que se ha vendido muy bien, este trabajaba «identificando objetos con un marchante de antigüedades».
Para otros muchos expertos, que Nefertiti esté enterrada en la tumba de Tutankamon carece de sentido y apoyan la teoría de Hawass de que sus restos mortales están en Amarna, como los de Ajenatón.
¿Hay gato encerrado en la tumba de Nefertiti?
¿Nos está engañando Reeves y el actual ministro de Antigüedades egipcio? ¿Realmente creen que Nefertiti está dentro de la tumba del rey niño? ¿Se trata de una campaña de marketing? ¿O quizás el ex ministro está indignado y resentido por cómo gestiona El Damaty su anterior puesto? Por el momento, estas preguntas no tienen respuesta. Para confirmar que Nefertiti está en el interior habría que recurrir a técnicas más invasivas que dificultarían que el proyecto pudiera llevarse a cabo.
Si es cierto que podemos saber que hay una puerta, pero saber qué hay detrás de ella… eso es otra cosa. Hawass es bastante duro al respecto:»lo que demuestra aún más su grado de estupidez es que si excavan y encuentran alguna puerta, ¿qué harán entonces? Nada. Todo esto simplemente será a más gloria de Reeves».
Redacción QUO