Mientras una gran parte de la población es de «buen comer» y no tiene reparo alguno en comer cualquier tipo de comida, otra gran parte son excesivamente quisquillosos con la comida. Si es tu caso, sabrás de lo que estamos hablando. Pero, ¿a qué se debe esto? ¿Cada persona tiene una distinta selección de papilas gustativas o está todo en nuestra cabeza?
Según informa para el diario New York Times el Dr. David A. Levitsky, profesor de Nutrición y Psicología en la Universidad de Cornell, «Las diferencias en las papilas gustativas pueden contribuir en una mínima medida, pero hay otros muchos factores físicos y psicólogicos, tales como el peso corporal y el estado de salud físico y mental, o diferentes enfermedades, que hacen que algunas personas sean más meticulosas«.
En un reportaje que publicamos recientemente sobre Superdotados de los sabores, hablabamos que quizás el secreto resida en el ‘castigo para el paladar’ que el sabor amargo implica para muchos. El Dr. Levitsky no descarta la idea: «Sabemos que las personas varían de forma drástica su dieta dependiendo su capacidad para tolerar el sabor amargo. Estas personas, curiosamente, por lo general no les gustan las verduras tales como las Coles de Bruselas, ya que tiene una concentración muy alta de sabor amargo». De hecho, cuando una de estas personas no comen durante días, hace que disminuya la selección de los alimentos.
Hay enfermedades como la depresión, que están acompañadas por una pérdida de apetito. Las personas con anorexia, son conocidas por evitar ciertos alimentos. Muchas enfermedades causan pérdida de apetito, como el cáncer o los tratamientos para el cáncer que producen náuseas. «Cómo es lógico» subraya el Dr. Levitsky, «las náuseas y otros efectos derivados de la enfermedad harán a estar personas muy ‘sibaritas’ a la hora de comer».
También «el embarazo es otra condición que, en ocasiones, aumenta la agudeza de nuestras papilas gustativas», dijo el Dr. Levitsky. «Incluso cuando nos vamos haciendo mayores, por lo general mayores de 70 años, se reduce nuestro apetito y aumenta la selectividad de los alimentos que uno come, o que incluso, desea».
Si quieres, puedes leer aquí «Nueve curiosidades sobre el sabor«.
Redacción QUO