Tus piernas es posible que lleven tiempo sin pedalear, pero tus neuronas recuerdan muy bien cómo se hace. El apasionante aprendizaje de niño, primero con tres ruedas, luego con cuatro, y al final con dos, dejó en tu cerebro una huella neurológica indeleble.
El pedaleo quedó grabado en las sinapsis (conexiones entre neuronas), que se formaron como si fuera una fotografía. Cuando una persona coge de nuevo la bici después de décadas, el cerebro recupera esa habilidad de las sinapsis que se formaron, según han comprobado en el University College de Londres.
Redacción QUO