El pez gota (Psychrolutes marcidus) pasea su cuerpo gelatinoso por las aguas que separan la Australia Continental de la isla de Tasmania, y persigue langostas y cangrejos entre los 600 y 1.200 m de profundidad. Mientras tanto, en la superficie terrestre lo acabamos de lanzar al universo de la fama al elegirlo mascota de la Sociedad para la Conservación del Animal Feo.
La elección se ha realizado en una votación por internet con participación abierta a todo el mundo. El público debía elegir entre una serie de vídeos en los que varios humoristas hacían sus particulares odas a 11 criaturas sospechosas de desafiar el concepto convencional de belleza. Entre todos han recibido más de 100.000 visitas.
A pesar de su apariencia poco respetuosa, la finalidad de la campaña es precisamente ayudar a estas criaturas en peligro, animando a la sociedad, especialmente a los más jóvenes, a participar en iniciativas para su conservación. El pez gota, por ejemplo, no es comestible para los humanos, pero está viendo mermada su población al quedar enganchado con frecuencia en las redes de arrastre dirigidas a otras especies más sabrosas.
Esa intención salvadora quedó expresada por el presidente de la Sociedad durante la entrega del premio en el Festival Británico de la Ciencia, celebrado en Newcastle. Simon Watt, biólogo, manifestó que “los animales bonitos y graciosos llevan mucho tiempo acaparando toda la atención, pero ahora el pez gota se erigirá en la voz de todas esos birrias que siempre quedan olvidados”.
Otros candidatos al puesto eran el kakapo (único loro del mundo que no vuela), la salamandra acuática de México llamada axolote, la rana de Titicaca (cuyo nombre latino significa literalmente “escroto de agua”), y el mono narigudo (famoso por su desmesurado apéndice nasal y por sus ventosidades).
Pilar Gil Villar