Alguno podría pensar que tenemos el negocio perfecto: fabricar botas de montaña para los pingüinos. Por fortuna, una vez más, la naturaleza es sabia. El simpático cuerpecillo de estos animales está protegido por dos cosas: su plumaje, calentito y resistente al agua, y la grasa que poseen bajo su piel.
Además, los pingüinos pueden ajustar el flujo de su sangre en algunas arterias, lo que le permite ‘hacerse’ un calentador de pies en un pis pas sin tener que recurrir a Amazon. (Tampoco se achicharran en verano dado que el pico y los pies desnudos permiten que el calor se escape, ayudando al cuerpo a mantener una temperatura constante).
*Publicado en Quonectados.
Redacción QUO