Hay algo que deberíamos dejar claro: las estrictas medidas de seguridad del GCH garantizan la imposibilidad de deambular por el túnel mientras los rayos están en movimiento.
Protones a la fuga
Pero supongamos que posees la habilidad de un desquiciado ninja y te las arreglas para penetrar en él. Mal asunto. Si los ingenieros pierden el control, estás frito. El haz tiene solo 1 milímetro de grosor, pero contiene 320 billones de protones moviéndose casi a la velocidad de la luz, lo cual les proporciona la misma aceleración que la de un tren de 360 toneladas a una velocidad de 154 km/h. Se estrellarían contra los imanes y desencadenarían una fatal cascada de partículas de alta energía y radiación.
Y esto solo en el caso de que te hallaras cerca de un haz en movimiento. Si realmente te interpusieras en su camino, te haría un buen agujero, dice Mike Lamont de la NASA. «Un cuerpo humano no lo resistiría».
Redacción QUO