Hasta la fecha, los juguetes eróticos eran algo que se consumía en la intimidad. Algo, que no quedaba bien enseñar a los demás. pero, con el paso del tiempo, se están volviendo más elegantes y sofisticados. Lo último son estos sencillos brazaletes diseñados por Wan Tseng, que se colocan en las partes más sensibles del cuerpo.
Pueden llevarse a la vista, por ejemplo en el cuello o en las muñecas. pero también bajo la ropa en zomas más íntimas. Su funcionamiento se basa en varios motores que recrean la sensación del tacto sobre la piel, y también expulsan algo de aire que hace sentir algo similar a una respiración.
La intención es que la persona que lo lleve puesto y lo utilice, tenga una sensación similar a la que sentiría si las manos y la boca de un (o una) amante estuvieran recorriendo su cuerpo.
Vicente Fernández López