Hay deportes tan peligrosos que pueden costarte la vida. En esta competición no se corría ese riesgo, pero la idea de la muerte flotaba en el ambiente. Y es que este año se ha celebrado en Hungría el campeonato nacional de sepultureros.
Dieciocho equipos de dos personas cada uno, se enfrentaron al reto de cavar una tumba de ochenta centímetros de ancho, doscientos de largo, y con una profundidad de ciento sesenta, en el menor tiempo posible.
Puede parecer una celebración demasiado macabra pero, según los organizadores de la misma, la intención es atraer el interés de las nuevas generaciones hacia una profesión que en el pasado gozó de gran reputación y para la que nunca falta trabajo.
Vicente Fernández López