Ardnamurchan, en la costa de Escocia, es el lugar dónde los arqueólogos han descubierto los restos de un entierro vikingo. Todo parece indicar que fue un funeral celebrado en honor de un guerrero de gran prestigio, cuyo cuerpo fue incinerado en el interior de uno de sus barcos.
Los investigadores han encontrado parte de la embarcación (cuya antigüedad ha sido datada en torno al año 210 de nuestra era), además de la espada del difunto y de diversos objetos que fueron colocados junto a su cadáver a modo de ofrendas.
Entre los vikingos este tipo de funerales estaba reservado para sus reyes o para los guerreros más valerosos. Sus restos mortales eran acomodados en el interior de un drakkar, y a sus pies se colocaba también el cadáver de un perro. Luego, le prendían fuego a todo.
También era habitual sacrificar a algún esclavo para que pudiera servirle en el más allá.
Fuente: BBC
Vicente Fernández López