Comer algas es tendencia. Pero no se trata de un hábito exclusivo de los tiempos actuales. Ya que, según un nuevo estudio realizado por Ole G. Mouritsen, investigador de la Universidad del Sur de Dinamarca, nuestros ancestros debieron consumirlas en grandes cantidades. Y habría sido esa dieta lo que pudo favorecer el desarrollo de un cerebro complejo.
Según el estudio de Mouritsen, las algas les proporcionaron muchos de los nutrientes necesarios para el desarrollo cerebral, como son la taurina, el magnesio, el zinc, iodo, vitamina B12 y ácidos grasos poliinsaturados. Todos los elementos de dicha lista están vinculados con habilidades como la memoria, el lenguaje y la concentración, según este estudio.
El autor de la investigación cree que el cambio medioambiental que se produjo en África hace millones de años haciendo que la sabana ganara terreno al bosque, forzó a los homínidos a emigrar a la costa en busca de alimentos. Y, una vez allí, las algas debieron ser un alimento fácil de recolectar cuando escaseaba la caza y no había otros recursos disponibles.
Además, en aquellos tiempos no estaban contaminadas con chapapote.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López