El infarto agudo de miocardio es una patología grave que afecta a unas 50.000 personas por año en España. Pese a que en los últimos años se ha avanzado notablemente en su tratamiento,muchos pacientes quedan con graves secuelas que limitan su calidad de vida y generan un alto coste al sistema sanitario. La búsqueda de tratamientos que puedan limitar estas consecuencias no solo implican a la medicina sino también tienen importantes aspectos socioeconómicos.
Ahora, científicos de Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) han descubierto un nuevo mecanismo de acción del metoprolol, un fármaco capaz de reducir las secuelas producidas durante un infarto, si se administra precozmente. El equipo liderado por Borja Ibáñez, ha descifrado la razón por la que este medicamento resulta tan beneficioso: la administración rápida de metoprolol durante un infarto inhibe la acción inflamatoria de los neutrófilos, un tipo de células sanguíneas diseñadas para combatir las infecciones que ocurren en el organismo.
El problema es que en patologías no infecciosas, como el infarto, los neutrófilos responden de manera exagerada contra el propio corazón, dañándolo y aumentando las secuelas del infarto. La reducción en la inflamación gracias a la acción del metoprolol se traduce en una reducción del daño final en el corazón post-infarto. El hallazgo, publicado en Nature Communications, permite crear nuevas aplicaciones para una estrategia farmacológica sencilla, segura y de bajo coste, ya que este fármaco se emplea desde hace más de 30 años, es económico (menos de 2 euros) y tiene escaso interés comercial.
“En un infarto – explica Ibañez en un comunicado –, lo más importante es reestablecer el flujo sanguíneo lo antes posible, pero, por desgracia, la llegada de sangre desencadena un proceso inflamatorio, iniciado por los neutrófilos, que induce un daño extra en el corazón”.
El metoprolol en sangre altera el comportamiento de los neutrófilos, en cierto sentido los aturde, limitando su acción inflamatoria y dañina sobre el músculo cardíaco.
Juan Scaliter