El gigantesco almacén nuclear de Handford, considerado el lugar más tóxico de Estados Unidos (hasta el punto de que se le conoce con el apodo del Chernóbil americano), ha sufrido un accidente que ha puesto en alerta a todo el estado de Washington. La estructura de uno de los túneles por los que se transportaban los desechos radioactivos en vagones, se derrumbó, provocando la evacuación de más de 9.000 trabajadores.
A estas horas, las autoridades aseguran que no se ha producido ningún escape radioactivo, pero la inquietud sigue estando presente en el corazón de la mayoría de los habitantes del estado. Y no es de extrañar, ya que el almacén de Handford contiene más de 211.000 metros cúbicos de material radioactivo.
Para hacerse una idea de lo monstruoso que es este lugar, basta decir que ocupa una extensión de 1.518 kilómetros cuadrados. Más que la de algunos países pequeños, y casi equivalente a la mitad de Italia.
La central de Handford se construyó en la década de 1940. Se trataba de una fábrica de material fisionable y allí se creó el plutonio que se usó en las dos primeras bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Tras su cierre en los años 60, se convirtió en el mayor almacén de residuos nucleares de Estados Unidos, y en uno de los mayores del mundo. Solo le supera el de Onkalo, en Finlandia. Aunque Francia planea construir otro más grande.
No es esta la primera vez que Handford les da un susto a los americanos. Ya en 1973 se produjo otra alerta roja cuando un tanque dejó escapar 45.000 litros de residuos muy peligrosos. Y en 2013 se produjo otra fuga similar.
Además, en 2005 un juez federal sentenció que esas instalaciones eran la causa del cáncer que padecían alrededor de 800 personas que habían trabajado en ellas.
Vicente Fernández López