El llamado síndrome del miembro fantasma es la sensación de que un miembro amputado aún sigue conectado al cuerpo de la persona. Y una de sus consecuencias es que la personas que lo sufren, cuando se les implanta una prótesis, no tienen una sensación real de ese nuevo miembro. De hecho, este problema puede ser una de las muchas causas que provoquen el rechazo a dicho implante.
Pero, ahora, una nueva investigación realizada por especialistas del MIT podría ayudar a solucionar este problema. Los autores del estudio se basaron en el modo de actuar de los músculos que controlan el movimiento de las extremidades, conocido como por los especialistas como “pares agonistas-antagonistas”, y que se basa en el principio de que cuando uno de esos músculos se extira, otro se contrae. Y a la vez que eso sucede, se envía al cerebro información sensorial sobre la posición de dicha extremidad.
Pero, cuando se sufre una amputación, ese mecanismo se frustra también, y esa información sensorial no llega al cerebro. Y la consecuencia es que las personas con una prótesis nunca tienen una información clara de la posición de su nuevo miembro, o de la fuerza que están aplicando con el mismo.
Y lo que los científicos del MIT han hecho han sido injertar tejidos musculares del miembro amputado en el lugar dónde está la prótesis, y volver a conectarlos, de tal forma que el cerebro vuelva a recibir todo ese caudal de información.
Los primeros experimentos se han realizado con ratas y han sido todo un éxito. Falta por ver ahora si también se consigue el mismo efecto en los seres humanos. De ser así, se habrá dado un paso muy importante para acabar con el síndrome del miembro fantasma.
Fuente: Scientific American.
Vicente Fernández López