Cuando alguien menciona la peste bubónica nuestra mente se traslada automáticamente a la Edad media, el período histórico que todos identificamos con dicha plaga. pero, lo cierto es que la enfermedad sigue estando muy presente en nuestros días. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, cada año se diagnostican una media de dos mil nuevos casos. La mayoría en África, pero el resto del mundo tampoco está a salvo.
Y un buen ejemplo de ello es Estados Unidos, uno de los países del mundo desarrollado dónde la peste hace su aparición con relativa frecuencia. Una buena prueba de ello es que acaban de detectarse tres nuevos casos en Nuevo México. Poca cosa si se compara con el balance del año 2015, en el que se diagnosticaron dieciséis, de los cuales siete pacientes fallecieron.
La peste está causada por la bacteria Yersinia pestis. Sus principales víctimas son las ratas, y solo ocasionalmente infectar a los humanos. Pero, cuando la mortandad entre los roedores es demasiado elevada, el organismo infeccioso busca nuevos huéspedes, y es entonces cuando la especie humana se convierte en su nuevo objetivo, produciéndose una plaga.
A lo largo de la historia ha habido tres grandes plagas de peste. La llamada plaga de Justiniano, que en el año 541 asoló Oriente Medio; la que recorrió China y Europa en el 1300, y la gran plaga de Londres de 1650.
Según los especialistas, la actual bacteria de la peste sigue siendo la misma de aquellos tiempos, aunque la especie humana se ha hecho algo más resistente a la misma. pese a ello, se estima que las posibilidades de morir si no se recibe tratamiento adecuado rondan el 60%, aunque la acción de los antibióticos la reduce a un 10%.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López