Después de los últimos brotes de ébola, un nuevo virus amenaza a la población del continente africano. Se trata del marburgvirus, un microorganismo infeccioso que causa una enfermedad hemorrágica que acaba de cobrarse la vida de tres personas en Uganda.
El virus recibe su nombre por la ciudad alemana de Marburgo, dónde fue aislado por primera vez en 1967, después de que infectara a más de veinte personas. Todos ellos eran empleados de un laboratorio en el que investigaban con riñones de simios importados desde Uganda. Siete de los pacientes murieron. Desde entonces se han registrado varios brotes, algunos de ellos alcanzaron el nivel de epidemia, y todos ocurrieron en países africanos, principalmente Uganda.
La principal fuente de contagio es la mordedura de una variedad de murciélago llamada Rousettus aegyptiacus. Pero la persona infectada puede transmitirlo a otras muchas a través de los fluidos corporales. El período de incubación varía entre los dos y los veinte días, y lo primero que siente el paciente es dolores musculares. Poco a poco empieza sufrir fiebres muy altas y problemas gastrointestinales, especialmente fuertes diarreas. Quienes han tratado a los enfermos dicen que por su apariencia física parecen auténticos muertos vivientes, de lo demacrados que llegan a estar.
Al igual que el ébola, el Marburgvirus provoca fiebre hemorrágica, y el paciente sufre una severa pérdida de sangre a través de los vómitos y las heces. Además, puede afectar al sistema nervioso, provocando un estado alterado en la persona. El virus tiene un índice de mortalidad muy alto, y la mayoría de los pacientes que fallecen lo hacen a partir del noveno día de comenzar a mostrar síntomas.
Vicente Fernández López