Un hombre ha muerto en un hospital de India tras ser succionado por una máquina de resonancia magnética. El fallecido había entrado en la sala para acompañar a un pariente que iba a hacerse la prueba. Pero el hombre llevaba en la mano un tubo metálico lleno de oxígeno líquido, lo que provocó que la poderosa atracción magnética del aparato le succionara. Su mano quedó atrapada entre la máquina y el tubo de oxígeno que portaba, que se rompió por el impacto. Los médicos han concluido que falleció por haber inhalado demasiado oxígeno líquido.
Este trágico suceso nos sirve para recordar por qué nunca hay que entrar con objetos metálicos (por muy pequeños que sean) en un lugar dónde se realizan este tipo de pruebas médicas. Las máquinas de resonancia funcionan creando un poderoso campo magnético que es capaz de atraer violentamente cualquier objeto de metal, que saldría disparado hacia ella, con el peligro que eso conlleva para las persoans que se encuentran dentro.
Pero, además, esa atracción también afecta a cualquier implante metálico que la persona tenga en su organismo. La máquina puede hacer que se muevan o se calienten, provocando heridas internas. Y las consecuencias pueden ser peores para quien tenga una bala dentro de su organismo. Por ese motivo, en el caso de las personas con implantes se toman precauciones especiales e, incluso, en ocasiones no se las somete a esta prueba.
Además, el campo magnético de la máquina puede alterar el funcionamiento normal de aparatos como los marcapasos.
Vicente Fernández López