La malaria es responsable de 430.000 muertes cada año, el 90% de ellas en África. La infección es causada por la picadura de un mosquito que transporta la malaria. La prevención se centra principalmente en el uso de mosquiteros, insecticidas y medicamentos y, como resultado de ello, el número de muertes por malaria casi se ha reducido a la mitad en los últimos diez años.
Ahora, un reciente estudio, realizado por científicos del centro médico universitario de Radboud, liderados por Teun Bousema, señala que el azul de metileno (un tinte azul que se usa en los laboratorios) es un antimalárico que mata a los parásitos de la malaria a un ritmo sin precedentes. A los dos días, los pacientes se curan de la enfermedad y ya no transmiten el parásito si son picados nuevamente por un mosquito. Este descubrimiento fue realizado durante un proyecto de investigación llevado a cabo en Mali. Los resultados han sido publicados en The Lancet Infectious Diseases.
Los medicamentos antipalúdicos se encuentran con la dificultad de que los parásitos de la malaria son cada vez más resistentes a las terapias combinadas basadas en la artemisinina que se utilizan actualmente. Además, estos medicamentos hacen muy poco para detener la propagación de la malaria, ya que los parásitos permanecen en la sangre durante mucho tiempo, con la posibilidad de que otros mosquitos se infecten si se alimentan del paciente.
En el nuevo estudio, los investigadores agregaron azul de metileno a la terapia combinada basada en la artemisinina. Agregar el tinte al medicamento antipalúdico aseguró que, en tan solo 48 horas, los pacientes ya no infectaran otros mosquitos. Los pacientes que no recibieron azul de metileno pudieron infectar a otros mosquitos durante al menos una semana.
“El azul de metileno es muy prometedor – explica Bousema –, ya que puede prevenir la propagación de la malaria en muy poco tiempo después del tratamiento. También hay indicios de que el azul de metileno funciona bien en especies que son resistentes a ciertos medicamentos. El colorante es seguro y los pacientes lo toleraron bien. Sin embargo, hay un solo efecto secundario incómodo: lo he usado yo mismo y la orina se vuelve azul brillante. Esto es algo que tenemos que resolver, porque podría evitar que las personas lo usen”.
Juan Scaliter