No nos llevemos las manos a la cabeza, que todavía queda pollo en Reino Unido. Eso sí, no para la cadena de comida rápida KFC, la cual está haciendo frente a uno de sus mayores problemas en años. De hecho, se ha visto obligada a cerrar 900 establecimientos en todo el país después de un cambio en la distribuidora de alimentos con la que trabaja.
Hasta ahora operaban con la compañía sudafricana Bidvest, la cual es experta en este campo de reparto de comida en el sector de la restauración. Pero justo la semana pasada cambiaron a DHL, la cual se ha visto abrumada por los pedidos y no ha sabido gestionar los encargos, viéndose abocada a advertirles que hasta que no consigan solucionar el problema no van a poder entregar los pedidos de forma adecuada a todas los establecimientos de KFC del país.
Desde la compañía, aseguran que a pesar de todos los inconvenientes todavía existen algunos locales abiertos, aunque con horarios y menús específicos. Por ello, han tenido que habilitar una página web para aquellos que no quieren esperar a que este problema se solucione.
La crisis es tal, que ni siquiera saben cuándo se va a solucionar. Si a corto o largo plazo, por lo que están animando a los empleados a cogerse días de vacaciones, aunque sin obligación. Aún así, el 80% de estos locales son franquicias, por lo que cada jefe decidirá cómo maneja el problema hasta que el producto vuelva a llegar a sus cámaras frigoríficas.
Mientras se soluciona esta crisis, que por el momento solo afecta a Reino Unido, la gente en Twitter se lo toma con humor.
La policía arresta al responsable del desastre de KFC.
Para quienes echáis de menos KFC, podéis probar esto.
Todo el mundo en KFC ahora mismo.
Alberto Pascual García