En 2030 los coches estarán bastante más electrificados que hoy, sobre todo en las grandes ciudades –afirma Jesús Alonso, presidente de Ford España–. También más conectados. Todo esto va a generar muchas ventajas, como que se puedan hacer más cosas a bordo. El conductor no percibirá los trayectos y los atascos como una pérdida de tiempo, sino que podrá realizar gestiones relacionadas con su trabajo o con su ocio. Habrá un importante aumento de la seguridad y los coches hablarán entre sí. Para 2030 empezaremos a ver este tipo de cosas en las grandes ciudades. No necesariamente habrá más automóviles, sino que se utilizarán de forma que en lugar de estar en el garaje, por ejemplo, puedan estar haciendo gestiones para la familia, recogiendo a los niños del colegio o, simplemente, siendo compartido con los vecinos. Habrá muchos sistemas de utilización porque son un elemento de libertad de la sociedad moderna, nos han ayudado a salir de nuestro entorno más cercano y esto va a seguir siendo así. Los coches nos permiten tomar iniciativas por nosotros mismos sin estar condicionados por los itinerarios de los transportes públicos.
Esto suena a futuro muy lejano.
En absoluto. Nosotros ya hemos llevado a cabo de forma experimental un reparto de pizzas con coches autónomos en colaboración con Domino’s. Las ciudades deberán estar acondicionadas para que este tipo de situaciones sean viables. Todos estamos deseando que nuestros entornos urbanos sean más amables. No tiene sentido que estemos esperando en un semáforo cuando no viene nadie por el otro lado. Todo esto tiene que cambiar.
A veces una tiene la sensación de que los fabricantes de automóviles llegan un poco tarde. Algunas aplicaciones se adelantan y ofrecen funcionalidades que las marcas de coches todavía están desarrollando.
En Ford, los emprendedores son siempre bienvenidos. Es muy difícil que todas las iniciativas vengan desde dentro. Lo que tenemos que hacer las marcas es ir adoptando las mejores ideas. Nosotros, por ejemplo, ahora acabamos de hacer un anuncio colaboración con Waze para que esté disponible en nuestros coches. También es posible arrancarlo a distancia para que te lo encuentres caliente el llegar y no tengas que quitar hielo. Iremos incorporando tecnologías que incluso no han llegado a otros sectores. El reto es ofrecer todo eso a un precio asequible. Esa labor de integración es el valor añadido que nos debe diferenciar.
Cómo será el diseño
Podemos imaginar el interior de los coches de forma absolutamente diferente a los que existen ahora. Serán como salón de tu casa y te podrás hacer un café mientras desplazas al trabajo. Vamos a tener que guardar un equilibrio entre que interiores confortables y consumos bajos porque una caja andante seguramente no es lo mejor desde el punto de vista aerodinámico. Saber exactamente cómo serán es difícil porque la tecnología nos va a permitir cosas que ahora ni imaginamos. A lo mejor ya no hay manillas en las puertas o se incrementan el número de superficies blandas. Los materiales cambiarán para ser más ligeros, seguros y causar el menor número de heridas posibles. Veremos muchas cosas. El sector del automóvil ha estado en continua evolución desde que nació hace 125 años. Es un sector que no ha dejado de innovar y de cambiar.
En cuanto a combustibles no ha habido mucha evolución
Los coches ahora son más eficientes. Un motor diésel de este año emite a lo mejor un 10% menos de partículas que el de hace 12. Además, ahora nos enfrentamos a todo el tema de la electricidad en el automóvil. El reto es que se produzca es producir la energía de forma limpia de manera que las emisiones que se reduzcan en un lado no se generen en otro. El balance debe ser positivo para la sociedad, pero también es importante que hagamos la transición de forma que el cliente pueda pagarla. La infraestructura también debe ir adaptándose a las nuevas necesidades. Hay que conseguir que el país esté preparado para este cambio porque el coche eléctrico va a ser cada vez más asequible y llegará un momento en el que sea muy competitivo.
¿Llegará un día en el que no dependamos del petróleo?
En 2030 seguirá habiendo motores de combustión de gasolina y diésel, pero la oferta estará más centrada en energías alternativas y vehículos eléctricos.
¿Quiere eso decir que queda aún margen de mejora en los motores de combustión?
La evolución de los últimos 15 años nos dice que sí.
¿Puede ser el hidrógeno una alternativa a los combustibles tradicionales?
Es una energía muy limpia. Todos los fabricantes estamos trabajando en ella,pero todavía no es un tema competitivo a nivel de precio. Necesita una infraestructura muy importante.
La pasión ha sido hasta ahora un factor decisivo en la compra de un automóvil. ¿Qué van a hacer los fabricantes para que no se diluya la emoción con los nuevos avances?
Es un desafío. Los coches son objeto de deseo. Seguramente va a haber nuevos elementos de atracción como son todos los relacionados con la conectividad. Estos aspectos van a empezar a ocupar un nivel muy alto en la lista de prioridades. Yo creo que el cliente lo va a valorar bien si logramos hacerlo asequible. De todas maneras, tendremos que seguir ofreciendo modelos muy básicos.
La impresión en 3D quizá habrá la puerta a pequeñas reparaciones por parte del usuario.
No sé si será práctico a nivel individual. Desde un punto de vista de seguridad, el hacer cosas en tu casa me parece peligroso. A lo mejor algún día, cuando la siniestralidad sea más baja, se pueda plantear este tipo de soluciones, pero hoy no me parece una buena opción.
La conducción autónoma plantea un debate ético en cuanto a la toma de decisiones en casos de siniestros graves.
En este tema debemos ir de la mano de las administraciones y trabajar juntos. Entramos en un territorio que no está marcado y los fabricantes no debemos tomar decisiones de forma aislada.
¿Qué papel jugará en todo esto la inteligencia artificial?
Realmente todo es más fácil cuando dos máquinas hablan entre sí que cuando tienen que entenderse con los seres humanos. La convivencia entre seres humanos y máquinas no va a a ser fácil porque cada uno reacciona de forma diferente. A lo mejor los coches autónomos tienen que llevar su propio carril para que no se produzcan situaciones comprometidas.
Las opciones de coche compartido están cobrando cada vez más fuerza. ¿Se consolidarán como una alternativa a la adquisición de un vehículo?
La opción dominante seguirá siendo la adquisición. Lo que sí puede pasar es que la propiedad se gestione de forma diferente a como se ha hecho hasta ahora. Va a haber muchas fórmulas de compartir. Yo no creo que se vaya a suprimir ninguna de las fórmulas habituales de disfrutar de un coche; surgirán otras nuevas. Ya se está experimentando, por ejemplo, con el alquiler durante un número determinado de días a cambio de una cantidad mensual. Éste tipo de opciones se irán desarrollando.
Pero los jóvenes son muy reacios a la adquisición de un automóvil.
Están retrasando la compra de un coche, pero cuando tienen una familia las cosas cambian. Cuando yo tenía 15-16 años lo que más anhelaba era un equipo de estéreo. Ahora, con ocho años, ya están pensando en su móvil. Están cambiando las prioridades y los tiempos, pero eso no quiere decir que quienes deseaban un teléfono cuando eran pequeños no deseen comprarse un coche a los 21.
¿Y tendrán la misma pasión por conducir o percibirán los automóviles como otro electrodoméstico más?
Nosotros vamos seguir apostando por coches que den un poco de vértigo cuando los veas. Claro que en 2030 va a ver coches emocionantes para los amantes del motor.
La compra por Internet no termina de consolidarse
La red está facilitando la vida los compradores en el sentido de que encuentran toda la información necesaria para la adquisición de un vehículo. Ven comparativas, opiniones de otra gente. Es muy difícil que en productos que requieren una inversión tan fuerte se prescinda de ver el producto antes de comprarlo. Yo creo que la emoción de sentarte, de tocar los materiales, de hacer una prueba antes de elegir un coche va seguir igual que ahora. Otra cosa es que las transacciones se hagan través de Internet.
Marta García Fernández