Los caballos son sorprendentemente buenos interpretando cómo se reflejan las emociones en los rostros humanos. Y no solo eso, porque un experimento realizado por la Universidad de Sussex ha puesto de manifiesto que recuerda como nos sentíamos la última vez que nos vieron.
Los investigadores mostraron a varios animales fotos de dos personas. Una de ellas estaba sonriendo y la otra mostraba una clara expresión de disgusto. Y lo que observaron es que cuando varias horas después los animales se encontraron con dichas personas cara a cara, reaccionaron en consecuencia.
Los investigadores comprobaron que a la persona que había aparecido en la foto mostrándose enfadada, los caballos le miraban con el ojo izquierdo, que está conectado con el hemisferio derecho de su cerebro, dónde se procesan las señales de peligro. En cambio, al inidividuo de la foto sonriente, lo miraban con el ojo derecho. Además, los animales se mostraban mucho más cautos y remisos con los primeros.
Tal y cómo explica Karon McComb, una de las autoras del estudio: «A lo largo de los siglos que los humanos llevamos interactuando con los caballos, estos parecen haber desarrrollado la habilidad de leer nuestras emociones».
Fuente: NewScientist.
Vicente Fernández López