Si echamos un huevo sobre una superficie a una temperatura de más de 70 grados centígrados, podríamos freírlo. Y si pusiéramos la mano sobre ella, sufriríamos quemaduras de tercer grado. Ahora, un equipo de la Universidad de Arizona ha realizado un estudio en el que han comprobado que un coche aparcado bajo el sol en pleno verano alcanza esa temperatura en tan solo una hora.
Los investigadores realizaron su experimento con seis modelos diferentes de coches en días en los que la temperatura alcanzaba los cuarenta grados y descubrieron que, de media, la cabina del vehículo alcanzaba los 71 grados en solo una hora y que los asientos se calentaban a más de 50ºC.Por supuesto, los modelos más económicos se convertían en un horno más rápido que el resto. Y también observaron que los coches aparcados a la sombra en los días más calurosos del verano, alcanzaban temperaturas similares en aproximadamente dos horas.
Estos datos son especialmente interesantes de cara a evaluar el riesgo que supone dejar a un niño dentro de un coche durante los días de mucho calor. Un tipo de accidente que sucede con relativa frecuencia y que muchas veces se salda con consecuencias trágicas.
Los riesgos de morir por un calor excesivo varían mucho dependiendo de la edad y la constitución de una persona. Los investigadores explican que no es posible saber a partir de qué temperatura concreta un niño muy pequeño puede sufrir un paro cardíaco, pero consideran que a partir de los 40º centígrados se encontraría en una situación de riesgo considerable.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López