Un equipo internacional de investigadores, liderado por David Marciano y Toon Swings, ha hecho que la tecnología CRISPR sea más accesible y estandarizada al simplificar su compleja implementación. El avance, publicado en la revista Nature Communications, ofrece una amplia plataforma para la edición genética al reducir los requisitos técnicos iniciales.
«Las tecnologías CRISPR – explica Marciano en un comunicado – pueden programarse para apuntar a secuencias específicas de código genético y editar el ADN en ubicaciones precisas, lo que permite a los científicos modificar permanentemente genes en células y organismos vivos para explorar la función genética en el laboratorio, incluidos los genes asociados con enfermedades humanas.”
Sin embargo, hasta ahora, había algunos desafíos, tales como restricciones en las secuencias que pueden ser dirigidas, la posibilidad de efectos secundarios fuera del objetivo y la necesidad de un ARN guía único para cada gen diana. El equipo de Marciano y Swings establecieron una colaboración internacional que condujo a una solución simple que elude todos estos problemas.
“Teníamos un conjunto de proyectos en los que debíamos que construir muchas mutaciones y guiar los ARN hacia diferentes genes en la bacteria E. coli – señala Marciano –. Nos dimos cuenta de que no necesitaríamos una nueva guía de ARN para cada gen si solo nos centráramos en un secuencia en las colecciones de genes desactivados. La secuencia que buscamos se encuentra en muchas colecciones genéticas de bacterias médicamente importantes e incluso en algunas colecciones de moscas de la fruta”.
Los investigadores utilizaron una biblioteca de clones de E. coli llamada Colección Keio. Cada clon en esta colección ha tenido un gen reemplazado por un gen de resistencia a la kanamicina (un antibiótico).
El nuevo enfoque evita algunos aspectos técnicos de CRISPR, como la necesidad de diseñar y clonar un ARN guía y simplifica la estrategia para construir una plantilla de recuperación.
Juan Scaliter