El sueño se divide en distintos tipos de ciclos, y los principales son el REM y el no-REM. En ambos se sueña, pero las imágenes son mucho más comunes en el ciclo de tipo REM. Más o menos, uno alcanza estos periodos a la hora y media, a las tres horas, a las cuatro y media y a las cinco y media de quedarse dormido. Los ciclos son más largos cuanto más avanza la noche, y el más duradero es el último. A él se llega a las cinco horas y media de descanso, se prolonga alrededor de una hora y es el más onírico de todos. Muchas personas suelen decir que cuando se despiertan por la mañana y se vuelven a dormir tienden a soñar más, lo que apoya la idea de que el final de la noche es el momento más intenso en cuanto al número de sueños que se despliegan bajo los párpados.
¿Sabías que, además, el cuerpo paraliza los músculos durante los sueños? Un mecanismo de defensa para no autolesionarse en situaciones peligrosas.
Redacción QUO