Unos días atrás, en lo que quiso ser una broma pero no salió muy bien, Iker Casillas publicó un tweet en su cuenta personal que decía: “El año que viene se cumplen 50 años (supuestamente) que el hombre pisó la Luna. Estoy en una cena con amigos… discutiendo sobre ello. Elevo la tertulia a público! Creéis que se pisó? Yo no!”. Y claro, muchos se le tiraron encima.
Hasta el reciente ministro de Ciencia, Innovación y Universidades le respondió por la misma red social: “Los hechos no cambian opine la gente lo que opine.Los aparatos que llevaron, las huellas, los reflectores láser seguirán estando allí.La foto que despertó el sentimiento de conservación de la Tierra sigue existiendo.”
Para intentar hacerle comprender a Casillas (y a cualquiera que piense que el ser humano no pisó la Luna), contactamos con el astrofísico, divulgador y director del Observatorio de Pamplona, Javier Armentia. En medio de las Jornadas Astronómicas de Lerín (Navarra), Armentia se tomó unos minutos para explicarnos qué le diría a Casillas.
“Hay miles de argumentos – comienza este experto – , pero hay algunos que no tienen que ver con la ciencia y pueden resultar más convincentes para los escépticos. Uno de ellos es una cuestión económica: es imposible mantener una mentira durante medio siglo cuando involucra a tanta gente. Estamos hablando de dos países que, en plena Guerra Fría, competían por demostrar quién podía llegar a la Luna. Entre la Unión Soviética y Estados Unidos, había cerca de un millón de personas que trabajaban en ambas agencias espaciales. Para callar a tanta, de los dos países, se tendría que gastar decenas de veces más de lo invertido en la carrera espacial. David Grimes (físico) realizó un estudio que demostraba, con varios ejemplos, cuánto tiempo se puede mantener una mentira de este nivel, hasta que explota”.
El estudio al que se refiere Armentia, ha sido publicado en PLOS One y en él Grimes desarrolla una fórmula que permite calcular la esperanza de vida de que una mentira pase desapercibida, como por ejemplo, el escándalo de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (de Estados Unidos, NSA) revelada por Edward Snowden. Para Grimes, si no hubiéramos pisado la Luna, a los tres años y medio aproximadamente, es decir, en 1972, ya se hubiera sabido.
“Otra prueba más – agrega Armentia – es que los rusos, principales interesados en que Estados Unidos no llegue primero, publicaron en el periódico Pravda, en portada y el 21 de junio de 1969, que se había pisado la Luna. Si hubieran detectado algún atisbo de mentira, lo hubieran denunciado. También están todas las conversaciones grabadas por radioaficionados, los cientos de toneladas de roca cuya composición demuestra no solo que es imposible que procedan de la Tierra, sino que solo pueden ser de la Luna y, por dar solo un ejemplo más, también están los espejos que se dejaron allí y que aún muchos laboratorios los utilizan para hacer mediciones sobre la distancia entre nosotros y nuestro satélite”.
Existe, para terminar, una máxima de la ciencia que señala que si alguien asegura algo, tiene que demostrarlo. Para afirmar que no se piso la Luna, hay que dar pruebas de ello. Y nadie las ha dado. Nunca.
Juan Scaliter