Una nueva investigación realizada por el Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística de Estocolmo (Suecia), sugiere que los hijos y hermanos de delincuentes sexuales condenados tienen más probabilidades de cometer los mismos delitos que el resto de la población. La explicación dada por los científicos en el estudio publicado en Oxford Journals es que la posibilidad de cometer un delito sexual podría estar escrito en los genes. Si bien esto es un hallazgo importante para la ciencia forense, es cierto que es poco probable que esto pueda ayudar a prevenir delitos sexuales o capturar delincuentes.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron el ADN de 21566 hombres condenados por delitos sexuales en Suecia entre 1973 y 2009. Fue así como hallaron la correlación: hijos y hermanos de delincuentes sexuales eran entre cuatro y cinco veces más propensos a cometer violaciones que el resto de la población. Al tratar de dar sentido a este dato, los científicos encontraron que tan sólo en el 2% de los casos esta conexión podía ser a consecuencia de factores ambientales compartidos, es decir, relacionados con aspectos sociales y del entorno que los hermanos habrían vivido juntos a lo largo de su educación infantil.

Por otro lado entre el 40% y el 58% de los casos estaban relacionados con factores genéticos. En este caso, a consecuencia de factores ambientales no compartidos entre los miembros de una familia que el criminal había vivido de forma única. También se hallaron factores genéticos más fuertes en el abuso de menores (46%) que en las violaciones a adultos (19%). Hay que indicar que el estudio hace una estimación de la heredabilidad de los delitos naturales, aunque lógicamente no se pueden determinar los genes implicados.

El gen del guerrero

Existe un genotipo que aumenta el riesgo de comportamientos violentos en entornos concretos. Se le conoce como el gen del guerrero. Aproximadamente el 20% de personas del mundo son portadores de mutaciones de bajo riesgo en estos genes y es mucho más habitual en los hombres que en las mujeres. Según otro estudio realizado por el Instituto Karolinska de Estocolmo el pasado año, son en concreto las variantes de dos genes, MAOA y CDH13, las que podrían influir en cometer crímenes violentos.

El CDH13 es el responsable de las conexiones neuronales del cerebro y se asocia al Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). El MAOA es el encargado de metabolizar la dopamina, ligada a emociones fuertes como amor o violencia. Cuando la absorción de dopamina es demasiado baja es cuando recibe el nombre de gen del guerrero e influye en un mayor gusto por el riesgo y también en el aumento de actitudes violentas. Según declaraba para la Agencia SINC Jari Tiihonen, autor de este último estudio, «poseer una combinación de alto riesgo aumenta en 13 veces el peligro de desarrollar comportamientos violentos, la gran mayoría de los individuos que lo poseen no llegan a manifestarlo”. Sí son más propensos aquellas personas que consumen alcohol o sustancias psicoactivas.

Algunos abogados defensores de criminales han utilizado como argumento para la defensa estos argumentos genéticos. En algunos casos, han conseguido evitar a su cliente la pena de muerte. Aún así, es bastante extraño que un juez admita la defensa genética y la justicia sea más indulgente con esta clase de individuos. Los delincuentes sexuales, máxime cuando hay niños involucrados, son aún más estigmatizados que otros criminales. Está claro que la búsqueda de influencias genéticas en el comportamiento no afecta, en ningún caso, a la responsabilidad legal.

*Fuentes:

phys.org | Oxford Journals | Agencia SINC

Redacción QUO