De acuerdo con la metodología utilizada hasta la fecha por la comunidad científica, las temperaturas de las profundidades oceánicas y la de la superficie del océano polar hace 100 millones de años, eran alrededor de 15ºC más altas que las actuales. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Nature Communications, desafía esta idea. De acuerdo con los autores, liderados por Sylvain Bernard,las temperaturas oceánicas pueden de hecho haberse mantenido relativamente estables durante este período, lo que plantea serias preocupaciones sobre los niveles actuales de cambio climático.
«Si tenemos razón – explica Anders Meibom, uno de los coautores – , nuestro estudio desafía décadas de investigación paleoclimática. Los océanos cubren el 70% de nuestro planeta. Desempeñan un papel clave en el climay las diferencias a lo largo del tiempo geológico, resultan cruciales si queremos obtener una comprensión más completa de cómo se comportan y predecir las consecuencias del cambio climático actual con mayor precisión”.
¿Cómo es posible que la metodología existente sea tan defectuosa? El equipo de Bernard cree que la influencia de ciertos procesos fue pasada por alto. Durante más de 50 años, la comunidad científica basó sus estimaciones en lo que aprendieron de los foraminíferos, fósiles de pequeños organismos marinos que se encuentran en los núcleos de sedimentos tomados del fondo del océano. Los foraminíferos forman conchas calcáreas en las que el contenido de oxígeno-18 (un isótopo de este elemento) depende de la temperatura del agua en la que viven. Por lo tanto, los cambios en la temperatura del océano a lo largo del tiempo se calculaban sobre la base del contenido de oxígeno-18 de los foraminíferos encontrados en el sedimento. De acuerdo con estas mediciones, la temperatura del océano ha disminuido 15ºC en los últimos 100 millones de años.
Sin embargo, todas estas estimaciones se basan en el principio de que el contenido de oxígeno-18 en foraminíferos permaneció constante mientras los fósiles estaban alojados en el sedimento. Para probar si esto era así, los científicos expusieron estos pequeños organismos a altas temperaturas en agua de mar artificial que contenía solo oxígeno-18. Los resultados mostraron que el nivel de oxígeno-18 puede de hecho cambiar sin dejar rastros visibles, desafiando así la fiabilidad de su uso como termómetro: «Lo que parecía ser fósiles perfectamente conservados no lo son – señala Bernard en un comunicado –. Esto significa que las estimaciones de paleotemperatura hechas hasta ahora son incorrectas”.
Para los investigadores, estas mediciones, en lugar de mostrar una disminución de las temperaturas oceánicas durante los últimos 100 millones de años, simplemente reflejan el cambio en el contenido de oxígeno-18. Y este cambio parece ser el resultado de un proceso llamado reequilibrio: durante la sedimentación, las temperaturas aumentan entre 20 y 30° C, lo que provoca que los foraminíferos se equilibren con el agua circundante. En el transcurso de unos diez millones de años, este proceso tiene un impacto significativo en las estimaciones de paleotemperatura.
Juan Scaliter