Las células madre sanguíneas producen aproximadamente 10 mil millones de glóbulos blancos (también llamados leucocitos) cada día. Más increíble aún es que si algunas de estas células no hacen su parte, otras acuden en su ayuda y producen el tipo específico de célula inmune que les falta. Esa es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista EMBO Reports.
Los científicos, liderados por Lisa Nguyen, observaron este fenómeno al estudiar las células madre sanguíneas individuales que residen en la médula ósea de los ratones. Durante la producción de sangre, cada célula madre sanguínea pasa su etiqueta genética única a su progenie, que incluye dos tipos de células inmunitarias, conocidas como linfocitos B y T.
Para evaluar las contribuciones de las células madre, los científicos realizaron una serie de trasplantes de médula ósea en ratones. Los roedoresrecibieron una combinación de células madre sanguíneas normales y células madre sanguíneas deficientes con una mutación genética que les impedía producir linfocitos B o B y T.
Los resultados mostraron que las células madre sanguíneas normales compensaban las deficiencias de las células B y T. Cuando se realizó un trasplante con células madre deficientes en B, las células madre normales produjeron células B en exceso para mantener el sistema inmune en equilibrio. Y cuando se transplantaron células madre deficientes en B y T, las células madre normales compensaron con la sobreproducción de células B y T.
«La capacidad de estas células madre para compensar – explica Nguyen en un comunicado – proporciona cierto grado de resistencia a las interrupciones de la sangre y el sistema inmunológico, como el proceso de envejecimiento, las etapas iniciales de muchos cánceres y trastornos de la sangre y trasplantes de hueso. Al comprender y, en última instancia, aprovechar esta capacidad innata de las células madre, podemos potencialmente optimizar los tratamientos para una amplia gama de enfermedades”.
Juan Scaliter