Un equipo de científicos de la Universidad Tecnológica de Queensland, Australia, han estudiado la exposición a la luz de 48 niños entre 3 y 5 años para descubrir cómo podría impactar en su índice de masa corporal (IMC) o su altura entre otras variables.
Inicialmente, los investigadores midieron, durante dos semanas, los patrones de sueño, la altura, el peso y los horarios de exposición a la luz de niños en 6 hospitales de la zona de Brisbane. Al año siguiente hicieron el mismo trabajo con los niños.
“En el primer análisis – explica Cassandra Pattinson, directora del estudio –descubrimos que la exposición moderada a la luz de la mañana se asociaba aun incremento en el IMC, mientras que los niños que recibían una mayor intensidad (tanto en interior como en exterior) por la tarde, eran más delgados”. A los 12 meses la tendencia se confirmaba y el IMC del primer grupo era mayor. La luz, tanto su intensidad como el tiempo de exposición, según se observa en las conclusiones, afecta tanto a la masa corporal como a los patrones de sueño de los niños. Cerca de 42 millones de niños en el mundo menores de cinco años tienen sobrepeso o son obesos. “La luz artificial – señala Pattinson –, incluso aquella que emiten los televisores, los ordenadores, las tabletas o los smartphones, significa que los niños de hoy están expuestos a una mayor cantidad de luz que cualquier generación del pasado.. Este incremento en la exposición a la luz ha aumentado de modo paralelo a la obesidad infantil. Hasta ahora se sabía que los factores que tenían un impacto en la obesidad era la cantidad de calorías ingeridas, la actividad física y las horas de sueño. Ahora se puede sumar la luz a esos factores”. El trabajo ha sido publicado en PLOS One.
Redacción QUO