5.- A ellas siempre les duele la cabeza. Tópico que, injustamente, hace referencia a la falta de deseo en muchas mujeres. Sin embargo, el apetito sexual y los niveles de excitación tienen mucho más que ver con la libido de una persona que con su sexo. Nunca está de más recordar que aquello que resulta placentero y satisfactorio, y se experimenta una vez, suele desearse en el futuro. Es una constante humana.
6.- Si le gusta el sexo anal, es gay. Muchos hombres heterosexuales tienden a evitar la estimulación del ano, ya sea de forma oral, manual o con algún juguete erótico, por tener la creencia de que pueden “convertirse” en homosexuales, o por el “qué dirá” su pareja. Nada más lejos de la realidad. El ano es una zona erógena en hombres y mujeres, al margen de sus preferencias sexuales. Explorar otros rincones de nuestro cuerpo, a solas o en compañía, enriquece y aumenta la diversidad.
7.- Es imposible que un hombre sea anorgásmico. Son una minoría los hombres que acuden a la consulta del sexólogo por problemas de anorgasmia, pero solo porque creen que el orgasmo se reduce a eyacular. Está mucho más promocionado el clímax femenino que el masculino, y parece que nadie se ha parado a pensar que hay varones que desconocen el componente psicológico del placer. Eyaculación no es igual que orgasmo.
8.- Hay que rematar las relaciones con el coito. Una relación sexual completa es una relación sexual satisfactoria, independientemente de que haya coito o no. De hecho, la penetración y el orgasmo no tienen por qué ser la guinda del pastel. Se puede disfrutar totalmente con caricias, mimos, sexo oral… Explorad vuestros cuerpos al milímetro y alguna sorpresa os encontraréis.
Redacción QUO