Tres cerebros en uno, tres estadios evolutivos superpuestos dentro de nuestro cráneo como capas de cebolla. Ha sido muy popular el modelo del «cerebro trino», que propuso el gran neurólogo Paul D. Maulean. Describía este órgano como la combinación de tres que aparecen uno detrás de otro en momentos clave de la evolución. Cada nuevo cerebro recubre al anterior como una cáscara y adquiere funciones más complejas. El emotivo sistema límbico, que incluye la amígdala, sería una novedad surgida en los mamíferos más primitivos y se mantendría prácticamente igual en nuestra especie. Pero, entre otras incorrecciones de la teoría, el sistema límbico es más antiguo de lo que Maulean suponía. Investigaciones recientes han obligado a los científicos a rechazar buena parte de este modelo. Por suerte o por desgracia, el funcionamiento del cerebro está más imbricado.
Podemos distinguir tres partes:
Neocórtex. Propio de lo los mamíferos más evolucionados, es la capa superior. Sería el responsable de las capacidades mentales más complejas.
Sistema límbico que incluye la amígdala, procedería de los primeros mamíferos y sería la fuente de las emociones.
Complejo Reptiliano en la capa más profunda, dispararía los impulsos más primitivos, como la agresión, la huída o el sexo, además de asumir tareas más básicas, como la respiración o el latido cardíaco.
Redacción QUO