¿Qué ocurre con las lentes de contacto cuando ya se han quedado viejas? Esa fue la pregunta que se hizo Rolf Halner, director del Center for Environmental Health Engineering at Arizona State University’s Biodesign Institute. Y para responderla realizó un estudio con usuarios de lentillas.
Los resultados revelaron que aproximadamente el 20% de ellos las tiraban por el lavabo. Puede parecer una cifra pequeña, pero si se tiene en cuenta que tan solo en Estados Unidos las utilizan unos 45 millones de personas, se comprenderá que las lentes de contacto pueden convertirse en una importante fuente de contaminación para los océanos.
Tal y como explica Halne en su estudio, la mayoría de las lentillas están hechas de plástico, y no son biodegradables. Cuando se las tira por el lavabo van a parar a los centros de tratamiento de aguas residuales. Pero, al ser tan pequeñas y finas, escapan fáiclmente de los filtros diseñados para capturar los resíduos.
Además, los microorganismos que interactúan con ellas provocan que se rompan fáiclmente en pequeños pedazos, pasando así a convertirse en uno de los muchos tipos de micorplásticos que contaminan nuestros océanos.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López