Cada segundo viernes de Octubre, desde 1996, se celebra el Día Internacional del Huevo. En este día se pretende rendir homenaje a una de las herramientas más versátiles de la evolución: empaquetamiento único, alimento y recurso de la Vida para avanzar. Pero, ¿qué ocurriría en un mundo sin huevos?
De vivir en un mundos sin huevos, el Emu o el Pinguino no hubieran existido. Y el gen de los padres cuidadosos que empollan a sus futuros polluelos y cuidan su prole, no hubiera llegado a nosotros. Claro que tampoco las hijas adolescentes, los vástagos de botellón, los…
La evolución se puede ver en directo cada vez que observamos cómo se desarrolla un huevo de rana hasta llegar a ser un renacuajo y luego una rana adulta. De no existir los huevos Darwin se hubiera dedicado al sacerdocio y la evolución sería una quimera (salida de un huevo, claro!)
Si durante la gripe aviar, por algún virus maligno, todos los seres con reproducción ovípara hubieran muerto, quizás también habrían desaparecido los corales de nuestros océanos. Y con ella la tortilla de patatas, los huevos rotos y también desaparecería el pan: ¿para qué serviría si no es para mojar en huevo?
La variedad de huevos en el mundo (colores, tamaños) obedece a patrones evolutivos. Sin este avance, la diversidad podría haberse perdido. Y hoy todos seríamos iguales…El problema es ¿iguales a quién?
Los dinosaurios, algunos cocodrilos y popsiblemento los alienígenas. Todos hubieran desaparecido en un mundo sin huevos. ¿Resultado? Steven Spielber se hubiera muerto de hambre.
De no existir los huevos, los espermatozoides no serían necesarios en tanta cantidad. De hecho no serían necesarios. Ni tampoco el sexo De un golpe desaparecieron los dolores de cabeza, la aspirina y el viagra.
Cuando la naturaleza juega a mezclar cosas, lo hace en un huevo. Allí tienen al pez cebra, el tiburón martillo, el pez aguja, el pez avispa…Que se decidan de una vez! O una cosa o la otra.
Los huevos del avestruz tienen una resistencia extraordinaria. Un adulto puede ponerse de pie sobre ellos y no se romperán. es un caso único en la naturaleza. En un mundo sin huevos, quizás nuestra paciencia nunca se hubiera puesto a prueba.
