A menos de diez días del ‘apocalípsis’ maya, las películas y series de zombies están de moda, y si no que se lo digan a los fanáticos de The Walking Dead. Pero ninguna se parece a Decay, escrita y dirigida por el estudiante de física de la Universidad de Manchester Luke Thompson.
Todo comenzó en febrero de 2010, cuando Thompson comentó con sus amigos a modo de broma lo apropiados que serían los túneles del Centro Europeo de Investigación Nuclear (el famoso CERN). Sin ninguna experiencia en el terreno de la producción audiovisual y con menos de 2.500 € de presupuesto salidos de su propio bolsillo, este joven entusiasta se lanzó a la aventura y decidió hacer realidad su alocada e inusual propuesta.
En muchos sentidos, la suya puede parecer una película de terror de serie B al uso, pero rascando la superficie se desvelan unas intenciones mucho más profundas. La localización en el mediático e imponente Colisionador de Hadrones ha permitido a Thompson hacer una caricatura de la percepción de la Ciencia que el cine ha transmitido durante generaciones: científicos locos, armas nucleares, desastres naturales… Sobre el propio acelerador de partículas del CERN orbitó en su momento la sombra de la polémica. Se difundió el rumor de que en su interior se originaban ‘big bangs’ a pequeña escala que podrían dar lugar a un agujero negro que engulliría la Tierra. Para desmentirlo, pusieron vacas a pastar sobre los túneles.
Contra todas estas calumnias se rebelan los responsables de Decay, «Así que hay aspectos más profundos escondidos en la película, más allá de la simple diversión» explicaba Thompson en una entrevista para la revista Wired.
Pero no nos hemos olvidado de los zombies
Algo falla durante la búsqueda del escurridizo bosón de Higgs. El personal de mantenimiento del colisionador queda atrapado en el campo de partículas y la radiación hace de ellos criaturas de ultratumba, dispuestas a devorar algunos de los cerebros más prodigiosos de nuestra era. Pero un grupo de estudiantes deciden dar la batalla a los no muertos y comienza el largo viaje para salvar a la humanidad de los efectos adversos del mayor hallazgo del s. XXI.
Con este argumento, las bases del éxito comercial parecen estar sentadas, pero a Thompson y sus compañeros nunca les ha importado el dinero. «No hay razón para esperar que vendamos más de unos cuantos cientos de copias», afirma el autor. «Así que preferimos que el resultado de nuestros dos años de trabajo sea visto por más gente publicándolo gratis».
Por eso han liberado la película completa con licencia Creative Commons (reconocimiento, atribución, no comercial) y se puede ver a través de Youtube o descargar en formato torrent y de forma directa a través de la página web oficial.
«Esta película no ha sido autorizada ni patrocinada por el CERN»
Con esta advertencia comienza la película, que ha sido rodada en las áreas públicas del Centro de Investigación, sin un solo plano de las localizaciones más sensibles. No obstante, los responsables del CERN han confesado a Wired que el proyecto les parece «divertido» y que «muestra como la pura ciencia puede estimular la creatividad».
¿Quieres verla? Pasa, pasa, es gratis