No es una hipótesis descabellada, ya que Alma no encajaba en el prototipo físico que obsesionaba al cineasta. De sobra es conocida su pasión por las bellezas rubias y aparentemente gélidas. Mujeres que, como él mismo dijo: “Parecen frías pero son capaces de acorralarte en un taxi, bajarte la cremallera y ponerte en un delicioso aprieto”.