Que la compra de un coche tiene más implicaciones emocionales que racionales no es nuevo. Tampoco que la adquisición de un vehículo está muy ligada a la imagen que uno desea proyectar de sí mismo. Pero lo que no se había hecho hasta ahora es cuantificar esas reacciones. Un reciente estudio encargado por Volvo a la empresa MyndPlay y realizado por la compañía de sondeos Onepoll ha puesto de manifiesto que un automóvil es capaz de remover nuestros instintos más primarios. Para llegar a esta conclusión, los científicos presentaron imágenes del Volvo Concept Coupé a un grupo de 2.000 voluntarios. Junto a las fotografías del coche se mostraron otras de billetes, también de hombres y mujeres bien formados y de niños llorando. Mediante técnicas de EEG registraron la actividad eléctrica a lo largo del cuero cabelludo y midieron las fluctuaciones de tensión que se producían en las neuronas del cerebro ante los diferentes estímulos.
En el caso de los hombres, las cuatro imágenes más valoradas, por este orden, fueron: una mujer atractiva, el frontal del coche, el salpicadero y un fajo de billetes. Para las mujeres, el ranking fue encabezado por un hombre escultural, seguido de un niño sonriendo, dinero y el automóvil.
La imagen que más desagradable reacción produjo tanto en hombres como en mujeres fue la de un niño llorando, solo que en el caso de las mujeres la emoción fue más intensa. En una escala del -10 al +10, en la que el valor negativo es el menos agradable, las conductoras registraron un -6 ante la visión de las lágrimas infantiles, frente a un -3,76 de los varones. A la hora de medir los estímulos frente al nuevo Volvo, los datos, sin embargo, fueron más positivos, pero también desiguales. La zaga gustó más a las mujeres, con un 3,16 frente al 1,92 masculino. En el 74% de los hombres, sin embargo, se experimentó un sentimiento positivo ante el diseño general del coche, a la vez que un 60% sentía mayor seguridad.