Lo que has visto mil y una veces siempre puede ofrecerte una nueva cara, solo hace falta una nueva manera de mirar. Es lo que hacen los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés). Su instrumentación tecnológica de última generación juega un papel fundamental en la investigación de nuestro planeta y en la búsqueda de soluciones para problemas ambientales complejos. En su camino hacia el progreso, estos ingenios obtienen imágenes que te harán ver España con nuevos ojos.
La Coruña y el Mar Egeo
El satélite ERS-1 emplea una cámara de microondas para controlar la salud del medio ambiente. Esta imagen de La Coruña combina dos momentos distintos para ilustrar la evolución del vertido del Mar Egeo, en 1992. La mancha más clara refleja la localización del petróleo cuatro semanas después del accidente, y tres semanas más tarde de que el mismo satélite fotografiara la situación en su peor momento, que en esta imagen se distingue por su color más oscuro. Noruega ya utiliza este sistema rutinariamente para monitorizar la salud de su costa.
Foto: ESA
Las Baleares, paraíso flúor
Quizá el AATSR llegué a ser un instrumento imprescindible a la hora de decidir si vale la pena ir a la playa. De momento, se limita a viajar en el satélite Envisat para analizar la temperatura de las aguas en todo el mundo. Su información es muy valiosa para aprender lo que necesitamos saber sobre el cambio climático. Así ve este instrumento las Islas Baleares (en negro).
Foto: ESA
La vida que da el Guadiana
La vida es de color verde vegetal y azul profundo. Esta imagen de Mérida, tomada por el Sentinel-2A, es prueba de ello. La imagen la muestra en todo su esplendor, aflorando en las márgenes del Guadiana, radiando esplendor incluso en agosto, cuando fue tomada la imagen. La calidad de la captura es impresionante.
Foto: Copernicus Sentinel data (2015)/ESA
Cataluña bajo el radar
Las ondas del radar se ven azul verdosas en los cultivos de Lleida, igual que el mar Mediterráneo, arrugado de olas. El resto de la tierra adquiere un color rosáceo de otro planeta, y el agua del Ebro, abajo a la izquierda, un tono demasiado oscuro para la realidad. Este tipo de imágenes desvelan cómo se mueve el agua y dónde está la vegetación.
Foto: Copernicus data (2015)/ESA
Las dos Valencias
A 300 kilómetros de altitud, desde la noche de la Estación Espacial Internacional, Valencia se veía así de radiante. Como en tantas otras ciudades españolas, la historia de una ciudad más grande, ordenada y estructurada que se adhiere al centro enrevesado y enmadejado se repite en Valencia. Con fotos como esta se puede calcular si avanzamos en la lucha contra la contaminación lumínica o si hemos dado un traspié.
Foto: ESA/NASA
Canarias, contra el viento del desierto
El soplido del Sáhara mueve entre 60 y 200 millones de toneladas de arena fina desde el desierto cada año. Una parte de la arena va a parara a las calles de las Islas Canarias, que desafían en la foto la arena del este y las nubes que llegan del norte.
Foto: ESA 2003
Eclosión de vida en Vizcaya
Los remolinos azules y verdes que decoran esta imagen de la Bahía de Vizcaya, entre España y Francia, son la firma del fitoplancton que alimenta la vida marina. La clorofila que utilizan para hacer la fotosíntesis es el pigmento que pinta esta hermosa escena, y l ahuella que hay que seguir para buscar vida vegetal desde el espacio.
Foto: ESA
Las olas bajo el Estrecho
Las imágenes del Envisat sacan a la superficie las olas que no ven quienes viven cara al Estrecho de Gibraltar. El radar percibe los cambios más sutiles en la textura del mar y crea las estructuras semicirculares que se distinguen al este del paso. También resalta las curvas rosa oscuro que entran desde el Atlántico. Las masas marinas se mueven bajo la superficie.
Foto: ESA