Imagina que un día vas al Museo del Prado. Estás allí, deslizándote por sus pasillos como si fueras un experto en Historia del Arte. Y de repente, sucede algo extraño. Te quedas mirando fijamente un cuadro mientras que la tez de tu piel se vuelve cada vez más blanquecina. Mueves la cabeza de medio lado y deslizas un poco sobre tu nariz tus gafas de pasta. No hay duda: eres tú. Y allí estás, colgado en la pared de un museo como si fueses un recuerdo de valor incalculable de la historia.
Es cierto que encontrarte con tu doble en el cuadro de un museo es algo que le puede pasar a cualquiera pero, reconozcamos que no es una situación muy frecuente. No obstante, estas personas que verás a continuación han tenido la suerte de encontrarse con su cara en célebres obras de arte.