Cuadros de luz
Janne Parviainen no necesita manipular digitalmente sus fotografías. Le basta con usar decenas de fuentes luminosas (linternas, luces estroboscópicas…) y un período de exposición de 30 minutos para conseguir este surrealista efecto.
Un sitio apartado
Es lo que se necesita para realizar esta técnica, ya que, según Darren Pearson, autor de esta foto: “Lo más difícil es encontrar un lugar donde no haya excesiva contaminación lumínica. Aunque se pueden hacer a plena luz del sol, es de noche cuando se consiguen los mejores efectos”.
¿Te atreves a mover el esqueleto?
También es posible hacerlo. Darren Pearson ha creado vídeos con esa ilusión de movimiento combinando hasta setecientas imágenes de algunas de sus creaciones en diferentes posiciones. Una técnica muy parecida a la de stop motion.
Picasso, artista del aire
En 1949, Gjon Mili realizó una serie de fotos de light painting con Picasso para la revista Life. Entre ellas, la de la izquierda, en la que el pintor malagueño crea un centauro con luz, y que ha servido de inspiración a algunos artistas como Darren Pearson, autor de las dos imágenes anteriores.
El hombre que no estaba allí
Janne Parviainen utilizó haces de leds para trazar la figura del hombre tendido. La imagen necesitó una exposición de cámara de 24 minutos. Pero el modelo ya se había levantado; dejaba tras de sí su silueta luminosa.
Sol artificial
Quinientas bombillas fueron necesarias para crear este sol artificial expuesto en la Tate Gallery de Londres. Se trata de una obra del artista Olafur Eliasson titulada Weather project.
Un paseo psicodélico
El escultor británico Alan Parkinson es el creador del concepto Luminarium, una estructura laberíntica de 800 m que sumerge al visitante en un mundo de coloridas luces.
Neones contra la intolerancia
El artista Bruce Nauman usó tubos fluorescentes para esta obra expuesta en Hamburgo. Se titula Cinco hombres marchando, y es un homenaje a los prisioneros judíos usados como esclavos por los nazis.
Un millón de velas
Ese fue el número de velas que encendieron los niños berlineses el 20 de agosto de 2004. Una iniciativa del artista iraní Misha Bolourie para concienciar sobre los problemas de la infancia.