Un equipo de científicos ha fabricado un diminuto robot viviente a partir de células vivas extraídas de una rana
En la serie Westworld, los primeros robots humanoides del parque de atracciones del lejano oeste eran mecánicos, pero después fueron sustituidos por versiones biológicas, indistinguibles de los seres humanos. Ya en el mundo real, el primer paso en esa dirección se ha producido hace unas semanas.
En un avance sin precedentes, los científicos han conseguido fabricar una máquina viviente utilizando células embrionarias de una rana. Los llamados xenobots miden un milímetro de largo, pueden moverse para seguir un objetivo y entregar una carga, por ejemplo, un medicamento.
Ninguna de estas cosas representan un desafío para los actuales robots mecánicos. Pero esta vez, los investigadores han creado un ente biológico para llevar a cabo estas tareas. No son máquinas, ni tampoco una nueva especie animal. Son organismos vivos programables.
Los xenobots van sido diseñados por un superordenador en la Universidad de Vermont, y se han fabricado a partir de células embrionarias de piel y músculo cardiaco de rana en el laboratorio de la universidad Tufts en Massachusetts. Sus aplicaciones futuras son ilimitadas, desde limpiar residuos tóxicos de los océanos hasta eliminar las placas en el interior de las arterias.
El diseño de estos artefactos vivientes necesitó varios meses de tiempo de proceso del superordenador, que tuvo que calcular la posición de cada célula individualmente. El laboratorio de biología por su parte tuvo que cultivar las células, separarlas por tipo, y después ensamblarlas utilizando microscopios y diminutos electrodos, siguiendo el diseño creado por el ordenador.
Los xenobots consiguieron en las últimas pruebas moverse en direcciones concretas y empujar o transportar pequeños objetos.
Una de las ventajas de los robots biológicos, sobre todo en su uso en medicina, es que son biodegradables. Después de cumplir su misión, mueren y son eliminados por el organismo como cualquier otro resto celular.