El robot español más avanzado sigue la tendencia de los robots blandos: su cuello le permite interactuar con personas de modo más seguro.
Es el mejor robot español, y está entre los mejores del mundo. Se llama TEO y es un humanoide sin vestir, con toda su cacharrería al aire, que sirve como plataforma multidisciplinar en la que investigar. Está desnudo porque el año de la crisis (2008) tuvieron que elegir entre ponerle ropa o seguir investigando. Aun desnudo, es una de las pocas joyas por las que la ciencia española puede estar orgullosa, como el supercomputador MareNostrum o el Gran Telescopio de Canarias.
TEO (Task Environment Operator; Operador en el Entorno de las Tareas) no tiene mucha gracia, la verdad. No baila en los centros comerciales ni presenta programas de la TV. Sin embargo, es una plataforma donde se investiga lo más avanzado en robótica del mundo. Se trata de un humanoide de uso doméstico desarrollado bajo la batuta de Carlos Balaguer, investigador jefe del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática del Robotics Lab de la Universidad Carlos III, la cuna de TEO.
TEO ha sido camarero, plancha, y sabe hablar con el lenguaje de signos, al menos conoce y puede hacer el abecedario con las manos. Estos son los tres desarrollos más populares del robot. Y lo último es que TEO está inmerso en un plan de investigación de robótica blanda que capitanea Concha Monje. ¿Qué es la robótica blanda? Pues lo último en robots.
Un cuello blando para TEO
La robótica blanda asoma la nariz, o mejor dicho la mano, por la puerta del futuro. Investigar materiales blandos para fabricar cualquier cosa que se mueva tiene como objetivo fundamental que las máquinas no nos hagan daño sin querer. Si se trata, por ejemplo, de un brazo robótico útil para dar medicamentos, o un androide que cuide de un enfermo, mejor que no te golpee o aplaste en un descuido, a no ser que sea blandito.
“Acabamos de desarrollar un cuello blando para TEO. Ahora falta quitarle la cabeza rígida y ponérselo. También queremos hacerle el brazo con articulaciones blandas. Es un proyecto de casi cuatro años y estoy en la recta final”, explica a QUO.es Concha Monje, que ha llevado a cabo esta parte del trabajo de investigación. “Ojalá sigamos porque tenemos más ideas, y esto acaba de empezar”.
La razón de hacerle vértebras blandas es conseguir que sea más flexible y tenga movimientos más seguros. “Golpearte con un robot rígido tiene desventajas para ti y para el propio robot, porque se desgasta, el golpe se transmite a motores, estructuras que le dan estabilidad etc. Un robot blando sufre menos”, añade Concha.
Concha Monje ha pasado algunos meses en Pisa, con investigadores punteros en robótica blanda: “Los mismos que desarrollaron Octopus, el pulpo blando. Y ahora han dado forma a una especie de acordeón blando que podría servir para lavar a personas. Es como una manguera controlada, que les puede bañar sin hacerles daño”.
¿Será TEO un humanoide blando?
“No del todo. La parte rígida de un robot humanoide nunca va a desaparecer, porque garantiza la robustez de la estructura, permite que coja pesos, hace estable su equilibrio etc. Pero el cuello sí puede remplazarse por uno blando. El eslabón que hemos hecho a modo de vértebra pesa 14 gramos y soporta 1 kg de peso, tiene tres tendones y aunque le pongas mayor o menor peso recupera perfectamente su posición, no pandea más ni oscila más según el peso. Así que tenemos un robot más ligero y muy robusto”.
El máximo peso de su cabeza es de dos kilos. “Nosotros ahora proponemos operar con este cuello blando. Sus motores pesan gramos, los tres tendones que sujetan y permiten el movimiento son hilos de nailon como de pescar, súper livianos. La plataforma entera puede pesar más o menos 100 gramos, que no es nada”.
La robótica blanda es un nuevo paradigma. Soluciona cosas que la robótica tradicional no puede resolver. Y, con su cuello flexible, blando y azul ya instalado, TEO ha entrado de primera mano en la investigación pionera en robótica en el mundo una vez más. Desde QUO.es seguiremos sus andanzas.
En este vídeo puedes ver el cuello blando que le pondrán a TEO. Lo prueban con distintas inclinaciones y soportando distintos pesos. Pronto lo veremos en el propio robot.