Las peores pandemias de la historia se extendieron por el planeta durante años. El caso más extremo fue el de una mujer que pasó 26 años encerrada por contagiar el tifus y ni siquiera estaba mala
El caso de María la Tifosa
La apodaron Typhoid Mary (María la Tifosa), pero su verdadero nombre era Mary Mellon. Era una inmigrante irlandesa que trabajaba de cocinera en una casa finísima en Oyster Bay, en Long Island, junto a Nueva York. El banquero Warren y su familia la contrataron como cocinera en las vacaciones de 1906. Ese verano, seis miembros de la familia Warren enfermaron de tifus, un mal que, en aquella época, estaba asociado a la pobreza, la falta de higiene y de agua potable.
El propietario de la casa de veraneo, que tenía otras más en la misma zona, pensó que se le iba a pique el negocio y contrató al sanitario George Soper, que estuvo investigando hasta en las tuberías la procedencia del brote. Se dio cuenta de que otras siete familias “bien” que habían contratado a Mallon desde 1900 habían reportado al menos 22 casos de tifus, incluída una niña que murió.
Parece ser que a través de sus manos al cocinar alimentos que no requerían calor, Mary trasmitía una enfermedad de la que ella era portadora, pero sin tener ni un solo síntoma. Concretamente era, según Soper, un dulce de melocotones, una de sus especialidades. El Departamento de Salud confinó a la pobre Mary dentro de un bungalow en un Hospital, aunque ella escribía reiteradamente que era inocente, porque no tenía nada.
En 1909 pidió legalmente su desconfinamiento (parece ser que el empresario Hearst le ayudó a pagar los abogados a cambio de publicar su historia), pero se la denegaron, luego la liberaron con la condición de que no cocinara más. En 1915 en una Maternidad de Manhattan también se dieron 25 casos de tifus, con dos muertes. Averiguaron quién cocinaba y resulta que era Mary Mallon, que ahora se llamaba Mary Brown, e insistía que ella no tenía el tifus y por tanto no podía trasmitirlo. La “Tifosa” fue de nuevo fue confinada en North Brother Island. Y de allí ya no pudo salir en los siguientes 23 años.
Cuarenta días tenían que pasar los barcos anclados y cerrados antes de que sus ocupantes pudieran bajar a tierra
La cuarentena comenzó con la peste negra
Este fue un caso extremo de propagadora asintomática, y no ha sido la única, porque las epidemias y las medidas de aislamiento han marcado la historia del mundo. Desde las primeras documentadas, en la época del emperador Justiniano (siglo VI) hasta la actual por la COVID-19. Pero en realidad la palabra “cuarentena” procede del italiano, la pusieron en marcha en la colonia veneciana de Ragusa (Dubrovnik, ahora) en 1377 tras una de las epidemias más mortíferas de la historia, la peste negra. Cuarenta días tenían que pasar los barcos anclados y cerrados antes de que sus ocupantes pudieran bajar a tierra. Fue por el método de ensayo-error como se calculó ese plazo, pero mucho más tarde se supo que precisamente el ciclo desde la infección hasta la muerte por esa enfermedad es de 40 días. Por su efectividad, se construyeron en muchos puertos islotes para pasar las cuarentenas, llamados lazaretos. El intento no era gratuito, la peste negra atacó a en Europa desde 1348 hasta 1359, o sea, once años, y mató a un 30 % de la población.
Los campesinos de Navarra huyeron en masa a la ciudad
La última pandemia de cólera duró tres años
La peste y el cólera ha vuelto a brotar muchas otras veces en la historia, y los confinamientos a menudo no se podían calificar de voluntarios, casi siempre se utilizaban ejércitos armados para no dejar pasar a posibles infectados. E incluso se acuñó el refrán, aún vigente, “De la caridad viene el cólera”. Fue tal su importancia que marcó históricamente el desarrollo de muchas ciudades, en Navarra, por ejemplo, las epidemias del siglo XIV provocaron que los campesinos se dirigiesen en masa a la ciudad, a cubrir los puesto de trabajo que habían dejado los muertos. El cólera ha tenido cinco pandemias en el siglo XIX y hasta dos en el XX, la última, entre 1991 y 1993 afectó a casi un millón de personas en centro y sudamérica.
En Inglaterra, en el siglo XVIII el pueblo de Desbyshire se aisló voluntariamente por tener un brote de peste, lo malo es que la enfermedad ya la tenían dentro y un 75 % de la población se contagió. Eso sí, lograron que no saliera de allí. Otras veces, las cuarentenas no han servido de nada, pasó con la fiebre amarilla hasta que se supo que la trasmitía un mosquito y no se contagiaba por cercanía. Y también ocurría que se confinaba por prejuicios y sin resultados, por ejemplo en un brote de tifus de 1892 llevaron a una isla a los judíos de un barrio de Nueva York, tanto a los enfermos como a los sanos, solo por ser judíos. Y en la isla se infectaron todos, claro.
El último caso de viruela se detectó en 1977
La viruela, brote tras brote duró más de mil años
Las sucesivas pestes han sido devastadoras y recurrentes, hasta 1665 no se registró la última, sin embargo hay una epidemias mucho peor en cuanto a duración: la viruela, cuyo último caso se reportó en 1977, pero hay que tener en cuenta que los primeros, con un millón de muertos, se detectaron en Japón entre el 735 y 737, o sea, brote tras brote duró más de mil años. La viruela atacó especialmente a los indígenas americanos después de la llegada de los españoles y si tenemos en cuenta el número de muertos que ha causado es la más mortífera de la historia.
Durante la Gripe española, era imposible hacer cuarentenas en plena guerra
La Gripe española fue muy corta, apenas un año, pero muy mortífera
Y llegó la Gripe española, mal llamada así, como se sabe, porque España fue el país menos afectado, pero como era neutral en la Primera Gran Guerra, se informaba de la epidemia. En esta pandemia sucedió justo lo contrario que con la viruela, que fue muy corta, pero muy mortífera, en poco más de un año murieron entre 40 y 50 millones de personas. Y era imposible hacer cuarentenas cuando los soldados convivían apelotonados en las trincheras de toda Europa.
El SIDA ha matado al menos a 35 millones de personas en el mundo
El SIDA continúa extendiéndose
Lo que resulta más tremendo si pensamos en ello, es que la pandemia que más vidas se ha llevado por delante ha sucedido en el siglo XX y se llama sida, que ya ha matado entre 25 y 35 millones de personas. El continente más castigado por este virus, África, ha incluso rebajado su esperanza de vida varias décadas en muchos países. En occidente se ha convertido en un mal crónico y controlado, mientras que en los países pobres no hay cuarentenas que valgan contra el VIH y sigue extendiéndose. Para que luego digan que los virus no entienden de política.